Hace un mes, Dermot Shea, asumió como el máximo jefe del Departamento de Policía de la ciudad de Nueva York (NYPD), una megaurbe multiétnica, con un largo historial de violencia y tensiones raciales, que al cierre de 2019 exhibió “oficialmente” estadísticas más alentadoras.
“Hoy Nueva York no se puede comparar en nada con la ciudad de hace 20 años”, es la primera afirmación que el nuevo comisionado policial asoma en la entrevista concedida a El Diario.
En los tempranos años 90, la Gran Manzana exhibía un inventario muy elevado de tiroteos, asesinatos y hechos criminales que tenía como escenario, con mucha fuerza, a vecindarios que Shea conoce muy bien.
Su servicio en el cuerpo policial, el más grande de los Estados Unidos, se inició como patrullero de destacamentos del sur de El Bronx, en abril de 1991.
“Cuando yo empecé a trabajar en la policía, no pasaba un solo día sin un registro de tiroteos. Todas las cuadras eran un peligro latente”, asegura quien patrulló en cada milímetro de esa localidad neoyorquina, denominada como el condado de la salsa, el más pobre de la ciudad y uno de los más vulnerables del país.
Pero más allá de las historias de mafias, de microtráfico de estupefacientes, guerra entre pandillas y el monstruo calmado de las acciones criminales, en todo este complicado horizonte urbano, quien hace apenas unas semanas asumió como uno de los policías más importantes del mundo, tiene otros campos minados con los cuales deberá lidiar este 2020.
Desde 2014, su dedo como Jefe de Detectives del NYPD no apuntaba a un solo condado. Desde allí, dirigió toda una artillería para frenar el crimen en toda la ciudad.
Con números en la mano, y en medio de fuertes controversias, las actuales autoridades de la Gran Manzana tienen avances que mostrar en materia de disminución de las actividades delictivas.
Pero, como toda acción, con impacto en un colectivo tan diverso, los resultados tienen sus luces y sus sombras, aplausos y abucheos. Y muchas opiniones encontradas.
Ahora Shea, un neoyorquino criado en Queens, se coloca en la máxima posición en el podio de una fuerza policial en donde ingresó como patrullero hace 28 años, cuando de manera insistente NYPD como institución, es blanco de fuertes críticas por parte de las minorías afroamericanas e hispanas.
Además, abre un nuevo año y la Uniformada investiga por lo menos nueve ataques a comunidades judías, particularmente en Brooklyn, denunciados en la última semana.
“NYC no hay espacio para la intolerancia”
– Todos los reportes arrojan, ciertamente un descenso importante en todos los delitos y acciones criminales en Nueva York, pero un aumento en los crímenes de odio, especialmente a las comunidades judías y los colectivos LGBT. ¿Es su principal preocupación?
-Mi norte principal, es que cada uno de los neoyorquinos, sigan sintiendo de manera ascendente que viven en una ciudad segura, que no es ni la sombra del pasado. Estamos preocupados por los crímenes de odio. Estamos reforzando el equipo de tareas especiales contra estos delitos en específico y apostamos a un patrón de prevención efectiva. Lamentablemente, recibimos la influencia de una tendencia nacional. No es un asunto exclusivo de la Gran Manzana. Hemos tenido varios casos preocupantes.Tuvimos recientemente, la terrible experiencia cercana del ataque contra un supermercado en Jersey City. Eso nos obliga a encender más alarmas. Vivimos en una ciudad inmensa, en donde co existen muchas ideologías y pensamientos, pero aquí no hay cabida para la intolerancia. Es una tarea complicada, porque hay mentes que de manera individual, podrían hacer mucho daño. Hemos hecho un gran trabajo en esta materia, pero no estamos conformes. Perfeccionaremos nuestros focos predictivos.
“Terminaremos con las pandillas”
– Usted ha insistido, que parte de su estrategia será terminar con las pandillas. ¿En que cambiará la dinámica usada hasta ahora?
-Hemos hecho un gran trabajo con las pandillas que todavía operan en la ciudad. Hemos sido eficientes en muchos frentes. Pero, tenemos el compromiso y estamos afinando las estrategias para derrotar todos los focos de cualquier presencia de estos grupos criminales en cada cuadra de Nueva York. En este aspecto es clave seguir trabajando con las propias comunidades afectadas por la acción criminal, para eliminarlas desde su raíz. El avance ha sido notorio.
-Algunas organizaciones y coaliciones insisten que se debe poner punto final a la base de datos de las pandillas, porque es utilizada como un mecanismo de criminalización de las minorías. ¿Qué visión tiene acerca de esta herramienta?
-Es importante que nuestra policía tenga herramientas específicas, para que de forma inteligente, se pueda erradicar la acción de las bandas criminales. Eliminar la base de datos de las pandillas, que ha sido un soporte importante para que desciendan los índices criminales de manera histórica, no puede ser una solución por sí sola. Obviamente, debemos afinar la base de datos y convertirla cada día en un instrumento más preciso, eficiente y justo. Yo le preguntaría a los defensores públicos y a los grupos de abogados que promueven el fin de la base de datos, ¿cuál es su propuesta frente a las criminalidad? Nosotros de manera responsable apuntamos a depurarla de manera constante. Se redujo de 30,000 nombres a 18,000. Eso se logra con trabajo sistemático, con cruce confiable y responsable de información.
-¿Usted asume el cargo en un momento en el cual algunos factores opinan que hay un clima antipolicial en los vecindarios más pobres de la ciudad, que la imagen de los funcionarios y de la institución como tal, no está en su mejor momento?
–No estoy de acuerdo con esa visión que trata de describir a NYPD. Pienso todo lo contrario. Hace 10 años, sí había mucha resistencia y siempre apostaremos a terminar por completo con esa historia negativa. Pero el principal argumento que te puedo dar, es que ante los problemas de las pandillas y de criminalidad en los vecindarios más pobres de la ciudad, las comunidades han exigido más presencia policial. Eso no es un síntoma de un clima en contra de nuestros efectivos. La gente cada día busca vías para tener nuestro soporte y cuentan con mecanismos para ello. En todos los condados y vecindarios. Quiero subrayar, por ejemplo, el rol de nuestras mujeres uniformadas, en el acercamiento a las familias. Ha sido una ecuación perfecta.
-El otro blanco de críticas que recibe la Uniformada, de manera muy consistente, es acerca de la discriminación y criminalización a las minorías afroamericanas y latinas de la Ciudad?
-¿Cuál discriminación?. Yo no creo que nuestros uniformados salgan a discriminar a la gente por su color. Realmente esto es una discusión más profunda. Desde 2014, hemos hecho cambios muy importantes en nuestras estrategias. Nosotros hemos reducido de manera significativa el número de detenciones, de multas y de procesos de las personas en las cortes. Hemos podido hacer ambas cosas, cuando nadie pensaba que era posible. Reducir las detenciones y multas, a la vez tener una Nueva York más segura. Seguimos evaluando detalladamente las estadísticas. Habría que analizar muy bien por ejemplo, los últimos 100 arrestos que hemos hecho y las 100 citaciones emitidas. A veces, se observa en esas métricas, un número desproporcionado de gente de color, pero esto no responde a una política.Trabajamos con otros socios en la Ciudad, es un tema que siempre estaremos analizando.
-¿Cuál es su visión acerca de la diversidad étnica en los cargos altos de comando dentro de la Uniformada? ¿Hay razones para pensar que existirán cambios?
-Para mi es muy importante la diversidad en el seno de NYPD, por múltiples razones. Las diferentes comunidades necesitan tener sentido de pertenencia. Aquí, todos tienen oportunidades. Posiblemente hace 10 años tu podías contar con una mano representantes de las diversas minorías en posiciones de comando. Continuamente, esto está cambiado, dentro de la estructura policial. Por ejemplo, en los últimos días, tres hispanos han ascendido. De igual forma, el rol de las mujeres en nuestra fuerza policial, sigue teniendo posiciones importantes. Y la seguirán teniendo. Al igual que el caso de afroamericanos y asiáticos. Nosotros vamos a ubicar a las personas mejor adiestradas y con el mayor talento en las mejores posiciones, en medio de la diversidad que caracteriza el espíritu de Nueva York.
El Diario