La santificación es el proceso mediante el cual el Espíritu Santo de Dios, va transformando la vida del creyente en Cristo, de manera progresiva hasta formar en ellos, la imagen de Jesús (2 Corintios 3:17-18 cf. Romanos 8:29). El proceso de la santificación se puede dividir en tres aspectos, técnicamente es como sigue: Santificación posicional o legal, santificación experimental o progresiva, y la santificación final. Estos tres aspectos ocurren exactamente en el orden en que aparecen, y los dos últimos dependen enteramente del primero, o sea, no se puede tener santidad progresiva, ni la esperanza de una santificación final, hasta que se conoce a Jesús, el cordero de Dios que quita los pecados (Juan 1:29), en quién los creyentes son santificados (1 Cor. 1:2).
Los tres aspectos de la santificación:
- Santificación posicional o legal: Es la santificación lograda por Dios en el creyente en el momento de su conversión por medio de la sangre de Jesucristo. Por esta santificación el creyente en Jesucristo es visto sin pecado por Dios (Efesios 1:1; Filipenses 1:1; Colosenses 1:1; 2:9-10).
- Santificación experimental o progresiva: Es el crecimiento progresivo del cristiano hasta llegar a la estatura de Jesucristo (Romanos 8:29; 2 Corintios 3:18; 4:16; Colosenses 3:10; 2 Pedro 3:18).
- Santificación final: Se refiere al acto mediante el cual, los creyentes serán transformados por el poder de Jesucristo en su segunda venida (1 Corintios 15:51-54; Filipenses 3:20-21; 1 Juan 3:1-3).
No hay dicha más significativa, que tener la esperanza de un día ver a Dios. Los limpios de corazón tienen la certeza de que lo verán, Jesús dijo: «Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Mat. 5:8» El camino para alcanzar esta dicha comienza en Jesús, quién derramó su sangre para santificar a los que creen (1 Cor. 1:30); quién envió su Espíritu, a fin de que los creyentes anden en vida nueva (Rom. 8:1-14; 2 Cor. 3:18; 5:17); y quién regresará por segunda vez a esta tierra, para entre otras cosas, perfeccionar a sus santos transformándoles con su poder, para que sea semejantes a Él (1 Cor. 15:51-54; Fil. 3:20-21; 1 Juan 3:1-3). Dios nos de entendimiento.