Un equipo de arqueólogos encontró decenas de tablillas de maldición en un antiguo pozo de agua en Atenas, informa The Haaretz. Las pequeñas tablillas contienen grabaciones con antiguas maldiciones e “invocan a los dioses del inframundo”.
El pozo, ubicado en el área de Kerameiko, sirvió como cementerio principal de Atenas hace unos 2.500 años. En la actualidad, fue excavado por primera vez en 2016, durante investigaciones sobre el suministro de agua a una casa de baños.
En aquel momento, expertos del Instituto Arqueológico Alemán en Atenas encontraron dentro del pozo un tesoro consistente en los más diversos artefactos, incluyendo tazas, recipientes para mezclar vino, lámparas de arcilla, ollas, monedas y una caja de baratijas de madera. Pero el descubrimiento más emocionante fueron las 30 tablillas de maldiciones, hechas en plomo, que habrían envenenado el agua.
Las tablillas fueron documentadas científicamente utilizando “imágenes de transformación de reflectancia”, una nueva técnica de visualización digital que permite a los investigadores estudiar incluso las inscripciones más pequeñas raspadas en las caras de los artefactos.
¿Cómo terminaron en ese pozo?
Durante la época de Demetrio de Falero, quien gobernó Atenas entre los años 317-307 a.C., se promulgó una legislación que manejaba los cementerios y se creó una nueva oficina de magistrados para supervisar el cumplimiento de la ley con respecto a las llamadas ‘artes negras’.
Una de las nuevas leyes prohibió la colocación de ‘hechizos’ en las tumbas y el público respondió al nuevo decreto lanzando tablillas de maldiciones a los pozos.
Quizás esto sucedió porque los ríos y los pozos no solo se consideraban protegidos por ninfas, sino que también se creía que proporcionaban “acceso directo” al inframundo, según explicó Jutta Stroszeck, del Instituto Arqueológico Alemán.
“El agua, y en particular el agua potable, era sagrada. En la religión griega, estaba protegida por las ninfas, que podían volverse muy traviesas cuando su agua era maltratada”, detalló Stroszeck, agregando que arrojar una tablilla de maldición a un pozo significaba “activarla”.
Razones para maldecir
Los arqueólogos dicen que había cuatro razones principales en la Antigua Grecia para maldecir a alguien: ganar una demanda, tener éxito en los negocios, vencer en competencias deportivas e imponerse en cuestiones generales de amor y odio.
Los antiguos griegos generalmente contrataban escritores profesionales de maldiciones, que, según se creía, tenían poderes sobrenaturales. Por lo general, las tablillas de maldición se doblaban y perforaban con un clavo de hierro. Y si se colocaban en una tumba, la maldición se transportaba al inframundo a través de las almas de los muertos.
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