Juan Guaidó recibió en Washington todo el calor del presidente Donald Trump y la alta política de Estados Unidos.
Si el martes fue ovacionado en el Congreso y Trump le ratificó su apoyo en su lucha contra el gobierno de Nicolás Maduro, este miércoles fue recibido en la Casa Blanca por el presidente.
Dos fotografías de alto contenido simbólico y un inusual gesto de respaldo con los que Guaidó culmina una gira internacional que le ha llevado a reunirse con el primer ministro británico, Boris Johnson, el presidente francés, Emmanuel Macron, y otros destacados líderes mundiales.
La pregunta ahora es ¿en qué se traducirá el reforzado apoyo de Washington?
Una aparición de impacto
La visita de Guaidó a Washington estuvo envuelta en la incertidumbre.
Después de que participara el fin de semana en un mitin con miembros de la comunidad venezolana en Miami, poco se sabía de la agenda del político al que Estados Unidos y la mayoría de países europeos y latinoamericanos reconocen como presidente legítimo de Venezuela desde hace más de un año por su condición de presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento).
El paso de los días alentó las especulaciones sobre una supuesta pérdida de apoyo de la Casa Blanca y muchos hablaron de que hasta tal punto era así que Trump no lo iba a recibir.
Geoff Ramsey, analista de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA), atribuye el secretismo con que se manejó el asunto a estrategias de comunicación.
«Difundieron una lista de invitados al mensaje presidencial en el estado de la Unión en la que no aparecía Guaidó para rebajar las expectativas y después hacer mucho más impactante su aparición«.
«Realmente, hubiera sido un revés para Guaidó regresar a Venezuela sin la foto con Trump», cree el experto, que detecta un intento de relanzar la figura de Guaidó, discutido internamente en Venezuela más de un año después de su proclamación como presidente interino.
Cambios en el mensaje estadounidense
Trump volvió a calificar a Nicolás Maduro como «un gobernante ilegítimo» y aseguró que su «tiranía» será «destruida».
Aunque esta vez evitó repetir aquella frase de «todas las opciones están sobre la mesa» con la que Washington insinuaba desde hace tiempo que no descartaba una posible acción militar para derribar a Maduro.
Ramsey cree que la amenaza«de la intervención militar ya no lo creen más que sectores extremistas de la oposición, por lo que recuperar esa retórica sería contraproducente para Guaidó».
El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, se ha mostrado últimamente partidario de una negociación para solucionar el conflicto político en Venezuela.
- Cómo la Nutella se convirtió en símbolo del auge de las importaciones en Venezuela (y qué dice eso de la economía del país)
El paso de los meses ha convencido a la mayoría de observadores de que una implicación militar estadounidense para resolver la crisis venezolana es poco probable.
Lo que se mantiene es la incógnita sobre qué más puede hacer Washington para apoyar a su hombre en Venezuela una vez que lleva meses aplicando sanciones a la economía venezolana.
«Estamos a mitad de camino de nuestra campaña de máxima presión», dijo un funcionario de la Casa Blanca este miércoles en un encuentro con periodistas, reportó la agencia Reuters.
El funcionario advirtió a compañías petroleras como la rusa Rosneft, la española Repsol y la estadounidense Chevron.
Henkel García, de la consultora Econométrica, recuerda al hilo del encuentro de Trump con Guaidó, que «lo importante no está en las reuniones, sino en el plan que se desarrolla».
El analista Michael Penfold lanzó un mensaje a la oposición venezolana en recientes declaraciones al medio en línea Efecto Cocuyo: «Si vamos a repetir lo que se viene haciendo desde hace meses vamos a tener el mismo resultado».
Pero Penfold también recalcó el capital político que suponen para Guaidó sus apoyos en el exterior.
«Ahora hay un juego de poder, pero también un juego de legitimidad. Maduro domina el juego de poder, pero no controla el juego de legitimidad, y Guaidó conserva un mejor panorama internacional», dijo.
La reacción de Maduro y el papel de Rusia
El canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, leyó un comunicado en el que rechazó las «violentas amenazas» contra el «gobierno legítimo» de Maduro.
Pese a que Washington y sus aliados le reclaman la celebración de unas elecciones presidenciales, el gobierno insiste en que este año se celebrarán elecciones, pero serán parlamentarias.
Para el gobierno, Guaidó no es más que «un títere» de Washington.
En un ejemplo más de que el pulso por el poder en Venezuela es también un pulso global, Caracas espera la llegada el viernes del ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
Moscú ha anunciado que la visita de Lavrov busca «contrarrestar las sanciones ilegales y unilaterales de Estados Unidos».
Fuentes del sector petrolero le dijeron a BBC Mundo que la compañía estatal rusa Rosneft ha estado colaborando con el gobierno venezolano para permitirle sortear las medidas impuestas por Washington y comercializar su petróleo.
- Un encuentro secreto en el aeropuerto y el «desplante» a Juan Guaidó: cómo Venezuela provocó un escándalo que puso en aprietos al gobierno español
Las cálidas palabras de Trump sobre Guaidó, al que describió como «un hombre muy valiente», y la visita de Lavrov a Caracas vuelven a poner de manifiesto que Estados Unidos y Rusia tienen posturas enfrentadas en Venezuela.
Pero Ramsey aprecia un matiz en el hecho de que Lavrov parará también en Cuba y en México. «Son países que pueden jugar un papel en una negociación con Maduro».
El efecto dentro de la oposición
Quizá sea dentro de la propia oposición donde el espaldarazo recibido en Washington por Guaidó tendrá un mayor efecto.
En los últimos meses, Guaidó había recibido críticas por parte de sectores de oposición que le reprochaban su supuesta tibieza ante el gobierno, y el pasado enero diputados opositores tránsfugas trataron de arrebatarle la presidencia de la Asamblea Nacional con el apoyo del chavismo.
La inclusión del expolicía Iván Simonovis en la lista de invitados en lugar de Guaidó en las horas previas al acto en el Capitolio alentó incluso los rumores de que Trump había dejado de creer en Guaidó y ahora abogaba por fuerzas opositoras más a favor de una línea dura.
Y figuras como el excandidato presidencial Henrique Capriles habían pedido últimamente reabrir el debate acerca de la conveniencia de participar en las elecciones parlamentarias que ha anunciado Maduro.
Voluntad Popular, el partido al que pertenecía Guaidó hasta el pasado enero, rechaza que la oposición se presente porque cree que, si no hay un cambio en el Consejo Nacional Electoral, no podrá hablarse de unas elecciones con garantías, y participar solo serviría para darle legitimidad a Maduro.
«La inesperada aparición de Guaidó, con la unánime ovación de republicanos y demócratas, y el posterior encuentro con Trump acalla las voces críticas y transmite nítidamente a quienes se plantearan desafiar su liderazgo el mensaje de quién es el favorito de Trump», indica Guillermo Olmo, corresponsal de BBC Mundo en Venezuela.
En este sentido, sostiene Ramsey, «Guaidó necesitaba mucho más un encuentro de lo que lo necesitaba Trump».