He dicho que al ritmo que llevan las cosas en término de la sexualidad humana me quedaré fuera del censo nacional porque me será difícil definirme, si hombre, mujer o no sé qué cosa. No entiendo lo que está pasando con la sexualidad humana.
Siendo muy joven, en mi barrio nadie conocía ninguna persona declarada homosexual o lesbiana. Si los había era muy oculto. Se decía que fulano o fulana, que la hija o el hijo de algún vecino tenía ademanes extraños. Con el paso de los años las cosas han cambiado, tanto, que nadie sabe quién es quién, si es varón, hembra o ambas cosas a la vez, como el reconocido comunicador peruano que orgullosamente dice que cuando le toca ser hembra, lo es a plenitud, y cuando le toca ser varón, también se entrega. Cuando a la famosa actriz de Hollywood le preguntaron si le gustaban las mujeres dijo que le gustaban “los seres humanos”. A mí también, pero para dormir las prefiero hembras.
Ya no es extraño ver en las calles a hombres tomados de las manos, igual que mujeres, incluso besarse en público sin ningún pudor. En la televisión es común, y hasta necesario, ver escenas de homosexualidad y lesbianismo. (“Agrandamos el cuarto y seremos felices los cuatro”, dice un canción de un tal Maluma que se escuchó en la radio cien veces al día) El comediante que no hace el papel de un gay está desfasado. (Unos hacen el papel, otros lo son en realidad y la comedia no es más que una excusa).
Una actriz dice que al revaluar su sexualidad se declara “binaria”, término que no sabía su uso sexual. En mi ignorancia busco el diccionario: “el binarismo de género, referido también como dualismo de género o binario de género en dos formas distintas y complementarias de masculino y femenino”. “En mi está la capacidad de ser un chico femenino, una chica masculina, una chica femenina. Todo y ninguno. No binaria” dijo.
Un actor brasileño afirma: “Dicen que soy gay, pero yo no me considero eso. Me considero todo al mismo tiempo. Si hay que tener una palabra para mí, entonces es ‘pan’ (pan sexual), porque ‘pan’ es todo”.
Mi desconocimiento en la materia me lleva de nuevo al diccionario: “…aquellas personas que se consideran pansexuales pueden sentir una atracción sexual o afectiva sin distinguir el género de la otra persona”, es decir, que da lo mismo tener sexo con un hombre que con una mujer.
En un hotel del país un camarero le pide a una joven de 15 o 16 años qué desea ordenar. La madre se interpone, recrimina al mesero y le dice en tono enérgico, que no se refiera a ella como ella porque su sexualidad no está definida. En Francia, un sinvergüenza de 54 años reclama su derecho a considerarse una niña de siete años y convivir con otros de esa edad.
¡Qué buena pela!
Por: Juan Taveras Hernández
El Nacional