LA VENGANZA

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la palabra venganza denota satisfacción que se toma del agravio o daño recibidos, también significa castigo o pena. En el Nuevo Testamento el vocablo original es ἐκδίκησις, el cual puede significar «venganza», «amenaza», «castigo» (Kittel, G., Friedrich, G., & Bromiley, G. W. (2002). Compendio del diccionario teológico del Nuevo Testamento (p. 216). Grand Rapids, MI: Libros Desafío).  La Biblia enseña que la venganza es de Jehová (Salm. 94:1; Nahúm 1:2; Rom. 12:19; Heb. 10:30), por lo cual, los piadosos deben dejar en sus manos toda justicia.  En efecto, Salomón nos dice: «No digas: Como me hizo, así le haré; daré el pago al hombre según su obra. Proverbios 24:29 (20:22)», el apóstol Pedro refrenda este pensamiento cuando dice: «no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. 1 Pedro 3:9»

Hay muchas razones, por lo que debemos dejar toda justicia o vindicación en manos del Señor.  En esta ocasión solo nos referiremos a tres.  Número uno: Los piadosos deben dejar toda justicia en manos de hoy, porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios (Sant. 1:20).  Veamos que tan solo en los albores de la humanidad, probablemente lo que en Derecho se conoce como el periodo de la venganza humana, Lamec un descendiente de Caín dijo: «Que un varón mataré por mi herida, y un joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será. Génesis 4:23-24» La medida de la justicia de Lamec, según la historia del derecho, fue la justicia de muchas generaciones hasta la aparición del primer código de Hammurabi. Sin dudas, la justicia de Lamec era desproporcionada y no honra el carácter y esencia de la justicia, que es la equidad.

Número dos: «El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. 1 Samuel 16:7» Todo juicio venido del hombre solo puede estar basado en hechos que materialmente pueden ser percibidos por sus sentidos, pero el juicio de Dios se fundamenta en el cuadro completo (los hechos, las intenciones, las motivaciones, etc.), definitivamente Dios lo conoce todo, sin embargo, el hombre siempre conocerá en parte.

El Dios que hizo los cielos y la tierra, es el que le dijo a Natanael: «Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Juan 1:48», es aquel de quien David dijo: «Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Salm. 139:3-4», es de quien el autor de Hebreos dijo: «Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Hebreos 4:13»

Así que, todo el que encomienda a Jehová su causa, saldrá bien.  Tiene la promesa: «Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía. Salmo 37:5-6»

Y por último, número tres: Para que haya justicia verdadera en cualquier asunto, deben haber diferentes elementos, entre los cuales imprescindiblemente debe estar un Juez imparcial, insobornable y recto. Si al buscar ser verdaderamente vindicados, nuestro asunto no está en manos de un juez imparcial, no tendremos garantías de justicia alguna. Dios es Juez justo (Salm. 7:11; 2 Tim. 4:8), y en ese atributo de Dios debemos tener la firme confianza, de que todo asunto dejado en sus manos será conocido y fallado limpiamente, con justicia absoluta.

Dios, aparte de que no necesita ni investigadores ni fiscales, puesto que lo sabe todo (Job 26:6; 31:4; 34:21; Salm. 139:1-12; 147:5; He 4:13; 1Jn 3:20), tampoco tiene vacas sagradas, no tiene predilectos, por cuanto no hace acepción de personas (Hech. 10:34; Rom. 2:11; Gál. 2:6), la Biblia dice: «Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Nahúm 1:3», Pedro añade: «Y si invocáis por Padre A AQUEL QUE SIN ACEPCIÓN DE PERSONAS JUZGA según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; 1 Pedro 1:17» En tal sentido, la integridad del juicio de Dios, debe motivar a una vida justa, y también a confiar que toda causa llevada a su instancia será juzgada con entera pureza y rectitud.

Los que confían en Dios, deben entonces, dejar todos sus asuntos en las manos de Dios. Suya es toda venganza, Él dará el pago. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Gál. 6:7. Dios nos ayude.