“Hoy arrancan los días pascueros y la cosa está bien rara, sentimos el mismito calor de verano en otoño y las carteras en octubre padecen la economía de enero”
La parca nos llevó a los 92 años a Osvaldo Virgil y detuvo las manecillas del reloj público en la ciudad que fundó Juan de Bolaños, las olas no hicieron resaca en la playa del Morro, las Salinas se paralizaron, playa Popa bajó su marea, en los cayos Siete Hermanos los Bubies no volaron, en Parolí se impuso el sonido del silencio, el orégano sepultó su sazón, el cambrón ni la brisa de otoño los movió, los toros y los civiles guardaron sus foetes, el Yaque del Norte lloró tú partida al llegar a Quebró y le suplicamos a San Fernando que lo acoja en su reinado, ante la partida de un grande como lo fue “El Orégano Virgil”.
La dimensión de Osvaldo Virgil en el béisbol dominicano, no se puede cuantificar con estadísticas frías, pero puede que sea el premio de mayor valor que haya conseguido un jugador por sus hazañas dentro de las líneas de cal.
Su estatura como beisbolista es más sólida que el Morro de su patria chica Montecristi. Su trascendencia es indiscutida desde que abrió el candado para los dominicanos en las Grandes Ligas en 1956 con los Gigantes de New York. De hecho nos cuesta recordar el nombre de otro deportista que haya conseguido un consenso a su grandeza de manera tan unánime como la del “Orégano Virgil”.
Y es bueno que no se olvide que el primer batazo de cuatro esquinas de un dominicano en el Estadio Trujillo lo disparó Virgil, de los Leones del Escogido, el 8 de noviembre de 1956, siendo el héroe ofensivo de una contundente victoria de los melenudos 9×2 sobre las Aguilas Cibaeñas.
El antesalista de la “Ciudad del Dromedario Dormido” disparó su histórico cuadrangular por encima de la verja de los 385 pies entre left y center field. Virgil agregó además un doble y dos sencillos con cuatro remolcadas en el festín de 17 imparables de los rojos, que incluyó un triple con las bases llenas de Willie Kirkland. El zurdo John Fitzgerard, permitió siete hits y una limpia para acreditarse el triunfo.
El jonrón de Virgil queda registrado como el primero de un dominicano, porque Walter James de los Leones del Escogido la había sacado antes, pero en un juego de exhibición contra las Estrellas Orientales y Alfredo Reynolds, de la Aviación Dominicana en el béisbol aficionado.
Virgil, en 186 visitas al plato, fletó tres jonrones y conquistó dos patas de la triple corona, líder de remolcadas con 32 y de bateo .312.
En el primer campeonato bajo luces “Padre de la Patria Nueva”, del 23 de octubre de 1955 al 5 de febrero de 1956 se conectaron 43 jonrones (Escogido 17, Licey 12, Aguilas Cibaeñas 10 y Estrellas Orientales 4), ningún jugador dominicano colocó la esférica sobre la verja del Estadio Trujillo hoy Estadio Quisqueya-Juan Marichal.
1955: El diario El Caribe consigna con esta información a dos columnas: “Llega Rodolfo Fernández”. Los fanáticos del Licey celebran la llegada de su mánager Rodolfo Fernández, quien fue agasajado en el hotel Comercial por el ingeniero Tancredo Aybar y Rocco Capano.
1964: Roberto Peña, en AA con el equipo Asheville termina la temporada con .305, 14 jonrones, 57 remolcadas y 10 robos en 113 juegos.
1993:Miguel Jiménez, Oakland, obtiene su primera victoria en las Grandes Ligas frente a California con pizarra de 6-3.
2006: David Ortiz agota un turno contra Baltimore en un juego de cinco entradas y se lleva el liderato de jonrones (54) y el de remolcadas (137).